lunes, 31 de octubre de 2011

"Detente, sombra de mi bien esquivo" Sor Juana Inés de la Cruz

"No hay novelistas precoces. Todos los grandes, los admirables novelistas, fueron, al principio, escribidores aprendices cuyo talento se fue gestando a base de constancia y convicción"
Augusto Monterroso (1921-2003), escritor guatemalteco
 
 
Efemérides:
Sor Juana Inés de la Cruz
 
...12 de noviembre de 1651 nació Sor Juana Inés de la Cruz, poetisa y religiosa mexicana. Era hija  de un militar español, pero su avidez por aprender la llevó, desde muy niña, participar gozosa de cuanta lección pudo recibir y a sumergirse en todos los libros que iba encontrando.

Fue dama de la virreina Marquesa de Mancera. Para poder dedicarse al estudio y a la escritura, ingresó de monja en la orden de las Jerónimas. A partir de entonces, pasó su vida dentro de una celda, escribiendo versos sacros pero también -contra las recomendaciones eclesiásticas- profanos, además de villancicos, autos sacramentales, y comedias de capa y espada. Los virreyes de México le costearon económicamente la publicación de muchas de sus obras.

Intervino, con astucia y valentía, en disputas teológicas (publicadas en sus cartas, disponibles aquí): en notable desnivel de poderes, se enfrentó a poderosas figuras de la Iglesia de entonces. Su objetivo fue siempre defender la labor intelectual de la mujer. A pesar de la inteligencia de sus argumentaciones y de la enorme sutileza para presentarlas, terminó perdiendo. Fue obligada por su confesor, poco antes de su muerte, a deshacerse de su biblioteca y de sus instrumentos musicales y científicos. Murió durante una epidemia, a los 43 años.

Aquí compartimos su soneto "Detente, sombra":
Detente, sombra de mi bien esquivo,
imagen del hechizo que más quiero,
bella ilusión por quien alegre muero,
dulce ficción por quien penosa vivo.

Si al imán de tus gracias, atractivo,
sirve mi pecho de obediente acero,
¿para qué me enamoras lisonjero
si has de burlarme luego fugitivo?

Mas blasonar no puedes, satisfecho,
de que triunfa de mí tu tiranía:
que aunque dejas burlado el lazo estrecho

que tu forma fantástica ceñía,
poco importa burlar brazos y pecho
si te labra prisión mi fantasía.

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