Los ritmos circadianos modulan la
actividad cerebral, destacó ponente
Alterar horarios de sueño
y alimentación daña la
salud
·
Pablo
Valdez, académico de la UANL, presentó resultados de su trabajo ante estudiantes
de Psicología de la UV
·
“Personas que alteran las variables
comienzan a tener trastornos metabólicos o cardiovasculares”,
dijo
David
Sandoval
Modificar o alterar los horarios en que un individuo descansa
o se alimenta puede generar trastornos en el metabolismo y a nivel cerebral,
advirtió Pablo Valdez Ramírez, investigador del Departamento de Psicofisiología
de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), al presentarse en la Facultad
de Psicología de la Universidad Veracruzana (UV).
Con la conferencia “Ritmos circadianos en la atención”, el
investigador participó dentro de las actividades del Doctorado en Ciencias
Biomédicas perteneciente al Centro de Investigaciones Biomédicas de la UV.
“Los seres vivos han generado ritmos internos, ciclos, que nos
permiten responder al ambiente e incluso adelantarnos a la actividad, como lo
evidencia la secreción de hormonas, entre ellas la adrenalina, al igual que la
secreción de jugos gástricos”, comentó.
“Estos ritmos son bastante estables, es una especie de reloj
interno que nos mantiene cíclicamente adaptado a las condiciones del ambiente”,
dijo, por ello se llaman circadianos, dado que su duración es cercana a la de un
día.
“Nuestros ritmos circadianos modulan la actividad cerebral,
entonces sería de esperarse que algunas capacidades varíen también durante el
transcurso del día”, apuntó.
Esta sincronía interna es muy importante para la salud,
precisó, “si algo altera la fase, es decir, el momento en que secretamos alguna
hormona o sustancia, aunque la sigamos secretando, si se cambió la hora del día
en que ocurre, eso genera un trastorno y está vinculado a enfermedades”.
De hecho, continuó, “algunas personas alteran estas variables
y comienzan a tener trastornos metabólicos o cardiovasculares y la persona no lo
sabe”.
Hay condiciones que modulan el momento en que se ejecutan
determinadas funciones fisiológicas, de las cuales inciden en primer lugar la
luz, los cambios de temperatura, los alimentos, los estímulos sociales y
recientemente se ha encontrado que también el ejercicio físico influye en el
reloj circadiano.
“Tendemos, a partir de la idea de que somos los mismos durante
el día, a pensar que nuestras capacidades son las mismas a cualquier hora y no
nos hemos dado cuenta que hay muchas cosas que varían”, reconoció el
psicólogo.
De acuerdo con su trabajo de laboratorio, ha encontrado que
alteraciones en el ciclo circadiano generan problemas de rendimiento
cognoscitivo, “es decir, la capacidad que tenemos para rendir en pruebas que
implican aspectos psicológicos como la percepción, la memoria, la atención”.
Este rendimiento es afectado por dos factores biológicos que
ha estudiado: el ciclo circadiano y los procesos homeostáticos, aparte de estos
factores inciden los aspectos sociales.
“Se ha encontrado entre los adolescentes que tienden a
desfasarse debido a la gran cantidad de tiempo frente a la pantalla de
computadora”, ello es ocasionado por la intensidad de luz que emiten los
aparatos, “se empiezan a acostar cada vez más tarde y luego es muy difícil que
se sincronicen al ciclo de interacción social”, explicó.
Incluso, recalcó, al alterar el ciclo circadiano “son
afectadas tres funciones básicas de nuestros procesos neuropsicológicos, la
primera es la atención, en segundo lugar la memoria de trabajo y la tercera son
las funciones ejecutivas”.

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