“Nuevas tecnologías que surgen del
desorden: los materiales
AMORFOS”
Instituto de Física, UNAM, Apdo. Postal 20-264, 01000, México D.F.,
México.
e-mail: naumis@fisica.unam.mx
Los sistemas físicos tienden a adoptar el estado de menor
energía posible. Así, los sólidos existen porque su formación minimiza la
energía de un conjunto de átomos o moléculas que interactúan entre sí. Esta
regla fundamental de la naturaleza explica en gran medida la estructura del
mundo que nos rodea, lo cual no deja de ser sorprendente si tomamos en cuenta
que los núcleos atómicos tienden a repelerse, debido a sus cargas eléctricas del
mismo signo.
Desde fines del siglo XIX se pensaba que los electrones,
con sus cargas opuestas a los núcleos, deberían tener el papel de estabilizar
los sólidos, actuando como el “pegamento” que une a los átomos. Estas
ideas fueron desarrolladas posteriormente -usando
la mecánica cuántica, que estaba en plena fase de construcción- y
ya para 1930 existía una teoría del estado sólido que explicaba diversos
fenómenos con gran éxito. Esta teoría partía del hecho de que los materiales
sólidos con energías más bajas son siempre cristalinos. Al decir cristalinos,
nos referimos a que la estructura total consiste en la repetición, sobre las
tres direcciones del espacio, de una “celda” o motivo básico atómico (ver figura 1), de manera análoga
a la cual una pared se forma al poner un ladrillo sobre otro.
Mientras la teoría de materiales ganaba respetabilidad, al
mismo tiempo iba quedando claro que no todos sus fundamentos era tan sólidos
como el sujeto de su estudio. En 1932 ya se sabía con certeza que los vidrios
comunes no son cristales, aunque mucha gente al oír la palabra cristal piense en
un vidrio. Esto es incorrecto (muchos comerciantes se aprovechan de la
confusión, y venden vidrio común en lugar de cuarzo, al cual los esotéricos le
atribuyen diversas propiedades curativas). La estructura de un vidrio es
desordenada O AMORFA, tal como se
muestra en la figura 2,
donde puede notarse que existe un orden parecido al de un cristal alrededor de
cada átomo y sin embargo la estructura no es periódica (repetitiva) a largo
alcance, debido a que los ángulos de los enlaces entre átomos tienen pequeñas
variaciones. Estas variaciones se van acumulando a grandes distancias,
produciendo desorden estructural.
Figura 2. Sólido desordenado con el mismo tipo de
átomos que los representados en la figura anterior, pero con pequeñas
variaciones en los ángulos de enlace. Como resultado, los hexágonos se
distorsionan y aparecen anillos de átomos pentagonales y heptagonales (anillos
en verde). Aunque el sólido presenta orden a pequeña escala, no hay orden de
largo alcance.
Después de los primeros estudios en vidrios, se han
encontrado muchos tipos de desorden en materiales. Por ejemplo, si tenemos dos
tipos diferentes de átomos, éstos pueden ordenarse ENTRE SI de manera aleatoria,
aún si las posiciones que ocupan ambos en el espacio forman una red regular. En
ese caso se habla de una aleación desordenada. Muchos materiales caen en la
categoría de desordenados; entre ellos, los plásticos (los cuales superan en
volumen de producción anual a cualquier aleación metálica). Existen otras clases
de AMORFOS, como los vidrios metálicos, los vidrios de espín, los vidrios
calcogenoides, los cristales líquidos y los semiconductores amorfos. En general,
para un físico la palabra “vidrio” denota a una estructura desordenada, formada
al enfriar una mezcla líquida, y en este texto usaremos esa convención, aunque
existen algunas excepciones que pasaremos por alto. Debemos agregar que en 1984
fue descubierta otra clase de sólidos, cuya estructura no es ni de tipo
cristalino ni tampoco desordenada, sino que constituye por sí misma una nueva
clase. A estos materiales se les llamó “cuasicristales”. Su orden interno es de
largo alcance pero casi-periódico, el cual les permite tener simetrías
prohibidas para un cristal (la periodicidad de un cristal sólo le permite tener
simetrías de rotación de 60, 90, 120 y 180 grados. Los cuasicristales pueden
tener simetrías exóticas, como la de invariancia ante rotaciones de 72 grados,
CORREPONDIENTES A LA SIMETRIA DE UN PENTAGONO).
Desde tiempos muy remotos, los materiales desordenados han
tenido un impacto muy importante en dos áreas claves para el desarrollo de la
civilización: la economía y la energía. Un ejemplo muy interesante de ello
proviene de la civilización teotihuacana. Este imperio tuvo como pilar
fundamental su dominio de las minas de obsidiana, material vítreo de origen
volcánico cuyo uso en conflictos bélicos le confería un papel estratégico.
Recientemente, las fibras ópticas, hechas a base de los mismos vidrios que
descubrieron los fenicios, han producido una revolución en la transmisión de
información, debido a su costo, capacidad y mínimas pérdidas energéticas.
Algunas personas piensan que esta revolución tecnológica nos conduce a la
llamada era de la información. Si alguna moraleja podemos sacar de la fibra
óptica, es que no siempre un material tiene que ser novedoso para tener una
aplicación tecnológica revolucionaria; a veces basta con aplicar de manera
ingeniosa algún principio físico. Por esta razón, es de vital importancia
entender los mecanismos físicos y químicos que ocurren en los sólidos no
cristalinos. Sin embargo, este avance ha sido muy lento, y sólo en las últimas
cuatro décadas se han podido llegar a entender, muchas veces de manera parcial,
los diversos procesos que regulan sus propiedades. Más aún, el origen de la
formación de los vidrios todavía no ha podido ser resuelta de manera
satisfactoria, y en palabras de P. W. Anderson, premio Nobel de física, es uno
de los dos problemas más importantes de la teoría de sólidos que quedan por
resolver (el otro es la explicación satisfactoria de la superconductividad de
alta temperatura). La razón de la complejidad del problema es que los vidrios
violan la regla fundamental que se menciona en la primera frase de este texto:
es decir, los materiales vítreos no están en una configuración de mínima
energía; si fuera así, su estructura sería cristalina. Por esta razón, se dice
que no están en un estado de equilibrio termodinámico.
Los vidrios se forman al enfriar de manera rápida a una
mezcla líquida. Al realizar el enfriamiento, la viscosidad del líquido aumenta
hasta cierta temperatura en que deja de fluir. A este proceso se le llama
“transición vítrea”, y tiene en sí mismo una gran aplicación industrial, dado
que se puede moldear el material con la forma deseada, tal y como puede
observarse en los talleres artesanales de vidrio, donde los maestros producen
formas como botellas y vasos mientras soplan para enfriar a la mezcla. La
velocidad de enfriamiento es un parámetro crítico en esta transición. En
general, los sistemas pasan por diversas configuraciones estructurales que
eventualmente los llevan a minimizar su energía. Al enfriar rápidamente al
vidrio, se evita que el sistema tenga tiempo para formar el cristal
correspondiente que haría mínima su energía. El vidrio queda “atrapado” en una
configuración de la que no puede salir porque se requeriría demasiado tiempo o
energía.
Existen diversas controversias acerca de si los vidrios son
realmente sólidos, o tan sólo líquidos sobre-enfriados, debido a que en el
equilibrio termodinámico deberían ser sólidos. Es sabido que los líquidos
fluyen, y de hecho puede medirse su viscosidad, aunque resulte muy alta. Para
todo fin práctico, un vidrio puede considerarse como sólido. Esta discusión ha
producido un mito muy difundido dentro de la comunidad científica. En diversos
libros y cursos se afirma que los vitrales de las catedrales góticas se han ido
adelgazando en sus partes superiores porque lentamente fluyen hacia su base.
Diversos estudios han mostrado que esto en realidad se debe al proceso utilizado
para hacer las láminas de vidrio durante la edad media, y no al carácter
“líquido” de los vidrios.
¿Qué ventajas tiene utilizar un material desordenado? La
primera es que se puede diseñar el orden atómico local sin las restricciones
debidas a la simetría que existen en un cristal Esto permite obtener nuevas
configuraciones de enlaces químicos y ordenes locales; así se pueden crear
nuevos materiales con propiedades químicas y electrónicas convenientes a una
aplicación dada. La segunda ventaja fundamental es de carácter económico; para
hacer crecer cristales, normalmente se requiere mucho tiempo y ambientes muy
controlados, por lo que el costo es muy alto. Los materiales desordenados se
producen de manera muy sencilla y no requieren tanto control durante su
manufactura.
Estas ventajas se han traducido en la idea de usar
materiales vítreos, como los semiconductores amorfos, para construir circuitos
para computadoras y celdas solares mucho más baratas. Éste ha sido un sueño
recurrente desde principios de 1970. El desarrollo de estas ideas no había sido
posible porque faltaba un adecuado entendimiento teórico. Hoy en día, se acepta
que el concepto más importante que ha surgido en este campo es la idea de que
las propiedades electrónicas están controladas por centros o regiones activas
del material ocupadas por átomos en niveles de energía poco usuales. En otras
palabras, la clave del entendimiento radica en la naturaleza de los enlaces
químicos y no en la simetría de la red, a diferencia de los materiales
periódicos. Más adelante, tendremos oportunidad de analizar con un poco más de
detalle el estado actual y el futuro en el siglo XXI de las aplicaciones de los
semiconductores amorfos.
Más allá del simple uso de los materiales vítreos como
plásticos o vidrios para fabricar artículos de uso común, existen otras
aplicaciones menos conocidas que también han tenido un impacto relevante. Un
ejemplo de ello son las fotocopiadoras, desarrolladas en la década de los
sesenta por la compañía Xerox. Estas máquinas se basan en la propiedad de
foto-conductividad de los llamados vidrios calcogenoides (en particular de
selenio y compuestos de selenio y arsénico), que consiste en que, al someterlo a
la luz y un campo eléctrico, en la superficie del vidrio aparece una carga
eléctrica. De este modo, las regiones oscuras quedan sin carga eléctrica,
mientras que las iluminadas quedan cargadas, produciéndose una imagen eléctrica
del papel a copiar. Posteriormente, esta imagen su usa para fijar el pigmento
sobre el papel. Los vidrios metálicos se utilizan como núcleos de
transformadores eléctricos, debido a que su falta de simetría interna reduce las
pérdidas por corrientes parásitas. Otra aplicación muy reciente y de uso
cotidiano son los discos compactos regrabables. En ellos se utiliza directamente
una transición entre la fase amorfa y la cristalina del material, producida por
un pulso de láser. Debido a que en este proceso no ocurre ninguna difusión, el
desgaste de estos discos es insignificante; su vida sólo está limitada por el
sustrato sobre el cual se deposita el vidrio calcogenoide. Además, a diferencia
de otros medios de grabación, el disco no necesita ser borrado previamente para
ser grabado.
Es muy difícil predecir cuales serán los usos de los
materiales desordenados y su impacto en la tecnología durante el siglo XXI. Hace
cien años, hubiese sido casi imposible realizar tal pronóstico. Tal vez
podríamos señalar dos escenarios: uno predecible a corto plazo, digamos unos
veinte años, y más allá podríamos especular un poco acerca de las tendencias
generales.
A corto plazo, habrá dos presiones que producirán un fuerte
impulso en el desarrollo de materiales vítreos. Por un lado, la inevitable
subida de precio de los combustibles fósiles, y los costos ecológicos asociados
a ellos (calentamiento global, lluvia ácida, etcétera), harán que se busquen
nuevas fuentes de energía y maneras para almacenarla. Por otra parte, la
constante elevación en las prestaciones de los equipos de cómputo y la necesidad
de aumentar la capacidad de transmisión de información hará que se busquen
materiales adecuados a la tarea. En el campo de la energía, el avance mas
importante será la introducción masiva de celdas solares de silicio amorfo.
Aunque, como se dijo previamente, estas celdas empezaron a desarrollarse en los
años setenta, su baja eficiencia de conversión de luz a energía eléctrica y sus
costos de producción las hacían incosteables. En los últimos dos años, se logró
aumentar la eficiencia de la celdas (hoy cercana a 15 por ciento) utilizando
capas sucesivas de materiales amorfos con propiedades ópticas diferentes, de
modo que se aprovecha mejor la energía aportada por la radiación solar.
Recientemente, la compañía estadounidense ECD/United Solar ha puesto a punto una
nueva línea de producción continua que rebaja dramáticamente los costos;. Estos
avances permitirán que la energía solar sea por primera vez una alternativa
viable desde el punto de vista económico.
El agotamiento de los combustibles fósiles también plantea
problemas sobre almacenamiento de energía. Se vislumbran dos soluciones
posibles: una es el perfeccionamiento de las baterías recargables; la otra
consiste en usar hidrógeno. En ambas, los materiales desordenados tendrán un
papel relevante. Las propiedades únicas de difusión iónica en los vidrios
adicionados con impurezas los hacen candidatos a ser utilizados en baterías de
estado sólido con gran capacidad de almacenamiento y bajo peso. En las llamadas
celdas de hidrógeno, que combinan aire con hidrógeno para producir energía
eléctrica, se pueden alcanzar eficiencias del 50 por ciento, muy superiores al
20 por ciento que se tiene en los automóviles de combustión interna. En la
actualidad se piensa que convendría utilizar algún compuesto vítreo de hidrógeno
y algún metal como combustible, en lugar del Hidrógeno puro, peligroso de
almacenar. Aunque el combustible sería más pesado, la ganancia en seguridad hace
pensar seriamente en su conveniencia.
Las aplicaciones en cómputo de los materiales desordenados
serán muchas. Por ejemplo, las propiedades electrónicas de los vidrios
calcogenoides hacen que el material pueda pasar de aislante a metálico cuando se
aplica un campo eléctrico que rebasa cierta intensidad. La velocidad con que
ocurre este cambio es muy alta. Este fenómeno se está empezando a utilizar en la
construcción de interruptores eléctricos de muy alta velocidad, que podrían
tener aplicaciones en circuitos electrónicos, reguladores de voltaje y
rectificadores de alta potencia. También se están empezando a construir memorias
de tipo permanente que tienen una alta velocidad de lectura. Más aún, se han
podido construir memorias tridimensionales. Estos avances hacen pensar en la
posibilidad de construir redes que se auto-programen o interconecten su
hardware de acuerdo a las necesidades de uso. A largo plazo, podríamos
especular acerca de la construcción de computadoras ópticas. Las ventajas de
estas máquinas serían muchas: la velocidad de transmisión dentro de los
circuitos se haría a la velocidad de la luz, y el consumo de energía sería mucho
menor. Tal computadora estaría hecha a base de materiales desordenados como
vidrios calcogenoides o silicio poroso, (formado al atacar con ácido a un
cristal de silicio).
En un plazo mayor, se podría especular sobre la
construcción de computadoras cuánticas, que en principio podrían resolver
problemas que resultan intratables en computadoras digitales. Estas computadoras
funcionarían utilizando las propiedades cuánticas de la luz, por lo que sería
indispensable el uso de elementos ópticos hechos de vidrio. Muy probablemente,
las pantallas de estas nuevas computadoras dejarán de ser tubos de rayos
catódicos o de cristal líquido; las primeras ocupan un volumen demasiado grande,
y las segundas son ineficientes desde un punto de vista energético, además de
que tienen una menor definición. Muy probablemente, las nuevas pantallas serán
planas pero con una gran definición, y usarán el principio de emisión de campo
debido a las propiedades cuánticas de algunos materiales desordenados.
Finalmente, en los últimos años se han hecho
descubrimientos muy importantes que harán todavía más eficiente la transmisión
de datos; entre ellos están el cambio de la frecuencia de la luz láser mediante
efectos no-lineales y el cambio activo del índice de refracción de las fibras
ópticas, que permitirán el multiplexado óptico de la información a transmitir,
es decir, la transmisión de distintas señales simultáneamente por una misma
fibra óptica.
A modo de conclusión, podemos decir que el entendimiento
teórico de los mecanismos que operan en los materiales desordenados ha producido
un importante impacto en las aplicaciones tecnológicas, aunque la razón de su
existencia como materiales aún no ha sido comprendida cabalmente. En este
artículo hemos tratado de dar un panorama sobre sus aplicaciones mas recientes,
y las ramas en que se vislumbra un mayor desarrollo futuro. Sin embargo, como
muestra repetidamente la historia, los avances mas importantes son muy difíciles
de prever; pero sin duda en el futuro no dejarán de sorprendernos.
Agradecimientos
Se agradece al proyecto DGAPA-UNAM IN108199 por su apoyo
financiero.
Bibliografía
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Zallen
(1998), The physics of amorphous solids, Nueva York,
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Pies de figura
Ficha biográfica:
Gerardo García Naumis estudió la licenciatura,
maestría y doctorado en física en la Facultad de Ciencias de la UNAM. Realizó un
posdoctorado en el laboratorio de gravitación y cosmología cuánticas en la
Universidad de Paris VI. Ha sido profesor invitado en universidades de Portugal,
Estados Unidos y Francia. Es
investigador del Instituto de Física de la UNAM. Ha publicado 25 artículos en
revistas internacionales y sus trabajos han sido citados mas de cien veces. En
el 2002 fue considerado por el periódico El Universal como uno de los 104
mexicanos más destacados menores de 35 años. Su área de trabajo son las
propiedades de sistemas fuera de equilibrio, cuasicristales, vidrios, sistemas
dinámicos y estado sólido y líquido.



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